BLOG

24 Feb 2016
qué hacer con los pensamientos que limitan - Google Images

¿Qué hacemos con los pensamientos que nos limitan?

Muchas veces, en nuestro día a día, nos encontramos con situaciones provocadas en nosotros mismos debido a pensamientos recurrentes que nos limitan nuestro comportamiento y la adecuada resolución de nuestros obstáculos.

Esos pensamientos provienen, en la mayoría de los casos, de una base llama creencia que se instala en nuestro inconsciente, para potenciarnos en algunos casos y para limitarnos en otros.

qué hacer con los pensamientos que limitan - Google Images

¿Cómo se crea una creencia?

Se crean de manera inconsciente. Muchas de ellas en nuestra más tierna infancia. Nuestros padres nos trasladan muchos de sus pensamientos en nuestros primeros años de vida. Y lo hacen, lógicamente, sin darse cuenta de ello.

Lo mismo pasa con nuestros profesores a lo largo de nuestros años de educación. Cada persona con la que tenemos una relación estrecha en la vida, va introduciendo en nuestro inconsciente pensamientos que pertenecen a las realidades de otras personas.

Todo nuestro influye en las creencias que vamos consolidando. El ambiente en el que nos desarrollamos, nuestros amigos, nuestros compañeros de clase… todo nuestro mundo modela nuestra realidad.

Y esto ocurre, sobre todo, en los primeros años de nuestra vida, cuando todavía no hemos desarrollado el criterio suficiente como para decidir si los pensamientos que nos cuentan como verdades absolutas, lo son realmente o no.

¿Para qué nos sirven las creencias?

Son nuestro mapa del tesoro. Son la brújula que nos ayuda a caminar por el mundo. Nos permiten movernos por la vida por los senderos de la vida.

Hay dos tipos de creencias, las que nos potencian y las que nos limitan.

Las creencias que nos potencian nos sirven para superar los obstáculos a los que nos enfrentamos en nuestra vida. Son pensamientos que potencian nuestras mejores habilidades y nuestras mejores actitudes para conseguir nuestros éxitos. Son creencias que, una vez descubiertas, es interesante potenciar y mantener.

Las creencias que nos limitan nos sirven para frenarnos en la vida, para disminuir nuestra capacidad de conseguir nuestros retos. Están relacionadas con la emoción del miedo, que nos puede llegar a paralizar a la hora de actuar. Estas son las creencias que es interesante trabajar y modificar.

¿Qué hacemos con esos pensamientos que nos limitan?

Tirarlos a la papelera de reciclaje y vaciarla. : ))

La verdad es que no nos podemos deshacer de nuestras creencias tan fácilmente. Ante una creencia limitante, tenemos por delante el reto de:

  1. Identificarla, ya que están instaladas en nuestro inconsciente y, en la mayoría de las ocasiones, nos pasan desapercibidas. De hecho, muchas veces llegamos a identificar nuestras creencias limitantes a través de los comportamientos que nos conducen a resultados no deseados.
  2. Modificarla, trabajando la construcción de una nueva creencia que nos potencie y que sustituya a la que nos limita. El cambio de creencias es una tarea relativamente compleja porque nuestro inconsciente nos vuelve a llevar una y otra vez hacia la creencia limitante que está instalada en él.

Cuando nos hacemos mayores tenemos la responsabilidad de decidir si todo aquello que nos han hecho creer a lo largo de nuestra vida, nos potencia o nos limita. Y si nos limita, es muy interesante asumir ese reto de cambiarlo, teniendo en cuenta que la elección de si queremos cambiarlo o no, depende en una medida muy grande, de nosotros.

Una vez que hemos modificado la creencia habremos introducido en su lugar, en nuestro inconsciente, una creencia potenciadora que nos ayudará a estar más cómodos en más situaciones complejas de nuestra vida.

Las creencias potenciadoras agrandan nuestra zona de confort y nos permiten manejarnos mejor en la vida.

¿Alguna técnica concreta para modificar esos pensamientos que nos limitan?

Para explicar en la distancia, se me ocurre la técnica del semáforo, que consiste en lo siguiente.

Primero, identificamos una situación cuyo resultado no nos ha gustado y lo cambiaríamos por otro diferente.

Una vez identificada, situamos un gran semáforo imaginario sobre el suelo, con tres círculos grandes de colores en el orden del semáforo. Primero un gran círculo verde, más adelante uno naranja y, finalmente, uno rojo.

Con la situación identificada, damos un paso hacia adelante y nos situamos en el momento de la situación en la que todo fluía aún, en la que no se había escuchado ningún pensamiento en la cabeza y sentimos lo que ocurría antes de que todo se disparara y vemos las cosas que ocurrían en la situación en total fluidez.

Damos otro paso hacia adelante y nos situamos sobre el naranja, momento en el que sentimos que pensamiento surgió dentro de nosotros y qué emoción nos hizo sentir. Y vemos la situación, cómo se va complicando por momentos. Nos detenemos durante unos segundos para identificar perfectamente todas estas cuestiones.

Por último, avanzamos hacia el color rojo donde todo se ha disparado y vemos y sentimos el resultado no deseado de la situación y cómo nos comportamos para llegar ahí.

Damos ahora un paso hacia el naranja y desde ahí, buscamos una forma, una habilidad, una capacidad nuestra que utilizándola en esta situación nos permitiera dar un paso atrás hacia el verde para no volver a llegar al rojo.

Cuando estemos en el verde, identificamos qué deberíamos pensar, qué pensamiento deberíamos haber tenido para resolver la situación de la manera que nos hubiera gustado.

La forma de modificar ese pensamiento limitante inicial es cambiarle por el pensamiento potenciador identificado el número suficiente de veces, como para convertirlo en inconsciente.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

Escribe tu comentario