BLOG

27 Ago 2012
Inteligencia Natural

Inteligencias

En el post anterior hablaba acerca de que uno de los factores claves del éxito es la inteligencia.

Ahora bien, ¿cómo podemos definir la inteligencia?

Todos entendemos lo que es la inteligencia. Sin embargo, cada uno de nosotros daría una definición ligeramente diferente a este vocablo, provocado por las ligeras diferencias de nuestros mapas mentales con las que cada uno de nosotros interpretamos la palabra inteligencia.

No hay una definición exacta de la palabra inteligencia.

La RAE nos ofrece siete acepciones diferentes para utilizar en función de cada circunstancia:

Inteligencia Natural

  • Capacidad de entender o comprender.
  • Capacidad de resolver problemas.
  • Conocimiento, comprensión, acto de entender.
  • Sentido en el que se puede tomar una sentencia, un dicho o una expresión.
  • Habilidad, destreza y experiencia.
  • Trato y correspondencia secreta de dos o más personas o naciones entre sí.
  • Sustancia puramente espiritual.

En las acepciones de la RAE, se alude bastante a capacidades y actitudes. Y es que la inteligencia ha sido relacionada con la rapidez en el proceso de aprendizaje, con respuestas adecuadas a estímulos, con las capacidades para dar una respuesta rápida a una situación compleja, o con la capacidad para la captación mental de significaciones o relaciones.

Quizá nadie se ha atrevido a dar una definición más exacta porque la inteligencia depende directamente de la capacidad cerebral del individuo y de cómo se realizan sus conexiones sinápticas, un terreno sobre el que todavía hay mucho desconocimiento por parte de la neurociencia.

Así que fue Howard Gardner quien, a mi parecer, mejor definió la inteligencia, introduciendo su concepto de inteligencias múltiples. De esta manera, Gardner, apela a determinadas funciones del cerebro que están sustentadas en diferentes lugares de la corteza cerebral y nos habla de inteligencia lógico-matemática, espacial, lingüística, musical, corporal, interpersonal o intrapersonal.

No obstante, mi definición personal de inteligencia es la capacidad para relacionar conceptos o ideas dispares que pueden ser utilizadas posteriormente para crear, solucionar problemas o adaptarse al medio.

Entre los autores que han hablado sobre la inteligencia, nos encontramos con José Antonio Marina, quien nos habla de inteligencia creadora como la capacidad de dar una solución nueva y aceptable a un problema sin solución fija, mezclando dos conceptos: la inteligencia y la creatividad.

Y Daniel Goleman introduce en el mundo el concepto de Inteligencia Emocional, poniéndolo de moda primero en EEUU y exportándolo después al resto del mundo. Se trata de un concepto que está siendo muy utilizado para el desarrollo de líderes excelentes en las organizaciones empresariales.

Pero… ¿qué es realmente la Inteligencia Emocional y para qué sirve?

La Inteligencia Emocional hace referencia al sístema límbico del cerebro, el sistema responsable de nuestros afectos y emociones y junto con el cerebro reptiliano (nuestro cerebro más antiguo) y la corteza cerebral conforman la estructura global de nuestro cerebro.

El sistema límbico agrupa una serie de estructuras que están en relación con esos afectos y emociones y también con la memoria y su almacenamiento, de manera que la decisión de qué se almacena en nuestra memoria depende de ese sistema. Por este motivo, los contenidos de la memoria que tienen una alta carga emocional se graban con mayor intensidad en nuestro cerebro.

Otra estructura límbica importante es la amígdala, que le da a todo lo que vivimos un tinte emocional y también es capaz de detectar las señales de peligro potencial para el organismo, desencadenando las respuestas que sirven para nuestra protección.

En el sistema límbico se encuentran también las estructuras que son la base del placer y del dolor que se produce en nuestra vida cotidiana. Y como las estructuras cuya activación producen satisfacción, placer o gratificación son más numerosas que las que producen dolor, olvidamos con mayor facilidad estas últimas y conservamos las primeras, lo que hace que tengamos una actitud positiva ante la vida. De este tema, también hablé en un post anterior sobre las endorfinas.

Así que la Inteligencia Emocional es también un concepto difícil de definir, primero porque no hay una definición clara sobre inteligencia y segundo porque los intentos que el ser humano ha hecho a lo largo de la historia para controlar sus emociones no han dado mucho resultado.

Y es que todo el sistema emocional trabaja en un nivel inconsciente y sólo una pequeña base se nos hace manifiesta. Por ello, la psicología positiva y el Coaching hablan de la gestión emocional más que del control de las emociones. Al realizar una gestión de nuestras emociones, dejamos que estas fluyan y nos familiarizamos con ellas. No las controlamos y las apartamos, sino que investigamos sobre las causas que las provocan y las sensaciones físicas que se manifiestan cuando las sentimos para así poder apaciguarlas o potenciarlas, según nos interese en cada momento.

El neurólogo norteamericano Antonio Damasio ha puesto énfasis en el hecho de que muchos de sus enfermos, cuando tienen lesiones en el sistema límbico, también se ven afectados en sus funciones mentales más elevadas. Esto no es de extrañar, ya que , desde el punto de vista evolutivo, la corteza cerebral no ha surgido de la nada, sino que se ha desarrollado a partir de estructuras cerebrales más antiguas, como son las que componen el sistema límbico.

En la sociedad actual se está prestando una mayor atención a la Inteligencia Emocional, no sólo en el ámbito personal, sino también en el mundo de las organizaciones. Y es que cuanto mejor concozcamos cómo aparecen nuestras emociones y mejor sepamos gestionarlas, seremos personas más tranquilas, más coherentes y, en general, más felices. Y esto es importante a nivel personal para conseguir una vida con mayor capacidad de adaptación al medio y más plena y es importante en el mundo de las organizaciones para contar con líderes equilibrados y estables que sepan desarrollar y reforzar los talentos de los miembros de sus equipos.

Si todo esto lo hubiera aprendido yo de pequeña habría sufrido menos para aprender lo que sé…

Pero nunca es tarde, esa es la verdad… Os animo a que profundicéis más en este apasionante tema.

¡¡Feliz Semana!!

Carolina Hernández

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

Un comentario

  1. ‘…Pronostico que las sociedades desarrolladas ampliarán las competencias de los colegios para que incorporen la educación emocional.

    Responder