Y después del verano, ¿qué?
Construyendo nuevos hábitos que mejoren nuestra vuelta a la rutina.
Se agota el período estival y cada cual vuelve a su vida profesional y personal, a sus rutinas, a sus hábitos… Y tenemos la oportunidad de construir nuevos hábitos que mejoren los que no nos gustaban o los que no nos hacían sentir bien antes de las vacaciones.
¿Es verdad esto del síndrome post vacacional?
Tener, tiene toda su lógica porque finalizamos una etapa en la que, en mayo o menor medida, nos olvidamos un poco de nuestro mundo habitual y hacemos cosas muy diferentes.
En general, hacemos cosas que corresponden a nuestros hobbies, a descansar nuestra mente y nuestro cuerpo, a relajarnos, a disfrutar, a olvidarnos de preocupaciones… a no pensar en las cosas que pensamos habitualmente. Y volver a lo anterior a veces cuesta, sobre todo si no estabas muy a gusto con cosas que estabas haciendo.
¿Qué podemos sugerir para que ese síndrome post vacacional sea más leve?
Lo primero de todo es hacer un análisis acerca de dos cosas:
- En primer lugar, revisar qué hábitos teníamos adquiridos que nos disgustaban, que no nos hacían sentir bien. Por tenerlos localizados…
- En segundo lugar, pensar cómo podríamos hacer mejor nuestro día a día, tanto en el trabajo, como en nuestra vida personal.
El parón veraniego, lo bueno que tiene es que podemos comenzar a hacer cosas de manera diferente. Resulta más fácil cambiar porque venimos de un cambio muy radical.
En este sentido, tomarse un tiempo para reflexionar y pensar en qué cosas nos harían más felices en nuestro día a día nos puede ayudar a volver a nuestras rutinas de una manera diferente.
¿Y podemos hablar de algunas cosas más concretas?
Podemos, podemos… Vamos a dar unas cuantas ideas…
1.- Podemos continuar con algunas actividades que iniciamos en el período estival y que, a la vuelta a la rutina, nos ponemos excusas para dejar de hacerlas. Si se ha disfrutado con la lectura, con el ejercicio físico, con los paseos, con el contacto con otras personas o con cualquier otra actividad que nos haya agradado, podemos buscar huecos en el día y en la semana para poder seguir disfrutando de los momentos tan placenteros que nos han hecho sentir. De esta manera, inundaremos nuestra vida cotidiana de cosas que nos hacen sentir bien, nos enfocarán en pensamientos y situaciones más positivos y las obligaciones se harán, con seguridad, más llevaderas.
2.- Cambiar alguna cosa de nuestro entorno de trabajo, dentro de las posibilidades de cada uno. Mover nuestra mesa de trabajo, cambiar la colocación de sus cosas, poner alguna foto o un fondo de pantalla en el ordenador que nos traiga recuerdos agradables o situarnos más abiertos a nuestro equipo de trabajo puede acarrear beneficios muy poderosos en esta nueva etapa que comienza.
3.- Modificar el modelo de relación con alguno de nuestros compañeros con los que no nos llevásemos del todo bien o fatal antes de iniciar las vacaciones. Sin apartar el respeto de nuestras relaciones profesionales, podemos empezar a poner límites a algunas cosas que nos molestaban antes o cambiar de perspectiva o la manera de mirarlos, liberándonos de los prejuicios anteriores. Esto puede ser muy positivo para nuestra salud mental y física en el día a día que nos espera a nuestra vuela.
4.- Comenzar trabajando en lo importante para que no se convierta en una urgencia permanente. Durante el parón vacacional hemos podido contrastar que el mundo no se hunde porque no estemos donde los demás esperan que estemos. Por este motivo, si hacemos un esfuerzo y nos centramos en lo realmente importante, no se convertirá en urgente y si nos habituamos a hacerlo así, disfrutaremos de más tranquilidad en el día a día profesional.
5.- Planificar objetivos y retos que nos estimulen y nos ayuden a ser más eficaces y eficientes en nuestro día a día. La creatividad te lleva, en muchas ocasiones, por caminos más interesantes y más cortos que la apatía y la resignación. Y la satisfacción de los resultados obtenidos nos proporcionará mayor motivación y más alegría.
¿Algunos consejos más que remarcar?
Sondarse a la máquina del café o llevarse un bote de crema solar que destapar y que evoque recuerdos playeros puede ser también una buena opción para aquellos más escépticos que huyen de los consejos y de los buenos propósitos en la vuelta al trabajo.
Y, en cualquier caso, mantener la alegría y el sentido del humor. Esto, sin lugar a dudas, alejará de nosotros esa sensación del síndrome post vacacional del que se habla por todos los rincones del país.
Después de todo… debemos continuar con la vida profesional que hemos elegido, así que mejor hacerlo con humor y alegría, no?? Nos garantiza, al menos, echarnos unas risas y pasarlo mejor que transportando las cadenas de nuestras pesadumbres.
El vídeo de Leo Harlem titulado ‘Feliz Vuelta’ nos ayudará a reírnos un poco más de nosotros mismos y tomarnos ‘la vuelta al cole’ de forma más irónica y feliz.
¡Feliz regreso!