
La importancia de la actitud en la búsqueda de empleo
Cuando nos ponemos manos a la obra con la ardua tarea de buscar trabajo, lo primero que construimos siempre es nuestro currículum, en el que solemos expresar y destacar todas nuestras aptitudes, nuestros conocimientos, lo que hemos aprendido a lo largo de nuestros años de estudiar un día tras otro.
Pocas veces nos paramos a pensar en nuestras actitudes, a explorarlas, a analizarlas para saber cómo nos pueden ayudar, a definir cuáles son las más interesantes en nuestra búsqueda de empleo. Y, como consecuencia, difícil es expresarlas por escrito.
Sin embargo, las actitudes tienen una gran relevancia a la hora de encontrar el mejor empleo.
¿Qué nos aportan las actitudes?
¿Cómo puedo identificarlas?
¿Cómo me pueden ayudar a encontrar mejor un trabajo?
Algunos dicen que ‘la actitud lo es todo’. Y no están faltos de razón, puesto que la actitud es lo que nos permite elegir cómo tomarnos las cosas. Y también nos permite luchar por conseguir aquello que deseamos.
Para que nuestra actitud se convierta en una aliada, es importante analizarla, conocerla, reconocerla y hacerse amigo de ella.
Para identificar cuál es nuestra actitud debemos centrarnos en cuáles son nuestros comportamientos en las situaciones cotidianas de cada día. Pensar en situaciones concretas y analizar cómo me comporté, qué hice exactamente en esa situación en la que estoy pensando. Pensar en cómo me comporté en el pasado o también ir con la atención puesta en cómo me comporto en las diferentes situaciones de mi día a día.
Y es que nuestra actitud ante la vida determina nuestros comportamientos en el día a día y viceversa, nuestros comportamientos determinan también nuestra actitud.
A la hora de buscar empleo, una actitud puede marcar la gran diferencia…
Podemos imaginarnos fácilmente que, a igualdad de condiciones en la parte aptitudinal (la que manifestamos en nuestro CV), en una entrevista personal, ganará quien tenga una actitud más arrolladora, quien pueda desplegar todo su abanico de actitudes potenciadoras que servirán para ese puesto de trabajo al que opta.
La forma de poder mostrar todo nuestro arsenal, en cuanto a actitudes se refiere, es hacernos conscientes de que lo que nos gusta hacer nos va a ayudar a seleccionar mejor el tipo de trabajos que queremos desempeñar y nos permitirá ir con una actitud mejor, más abierta, a una entrevista de trabajo.
Las empresas agradecen que te hayas parado a pensar qué puedes ofrecer que haga mejorar su compañía. El mundo laboral cada vez va más por ahí. En que uno cuente qué puede aportar a determinada empresa o por qué quiere trabajar ahí. Por tanto, una actitud curiosa para investigar sobre la compañía a la que presento mi candidatura, reflexionar sobre lo que más me interesa y qué les puedo aportar yo a diferencia con los demás, puede ser una llave que me abra mejor la puerta.
El conjunto de nuestros comportamientos generan nuestros hábitos y construyen nuestra actitud.
En función de cómo sean los comportamientos aislados, así será nuestra actitud. Influyendo sobre los comportamientos conseguiremos modificar nuestra actitud.
Esto quiere decir que si analizamos la manera en la que nos comportamos y descubrimos que hay comportamientos que no nos gustan o nos limitan, tenemos la maravillosa capacidad de poder cambiarlos.
Esta es la forma de poder cambiar nuestra actitud ante las cosas. Cambiando la forma en que nos comportamos. Cambiando pequeños comportamientos podremos llegar a cambiar nuestra actitud.
Caminar por la vida con una actitud más elegida que enseñada nos permitirá poder optar a trabajos con los que disfrutemos en empresas en las que nos motive trabajar.
Podemos quejarnos y mantener una actitud reactiva, de víctima ante la vida o tener una actitud protagonista, decidir tomar las riendas de nuestra vida y realizar los cambios que nos conviertan en una mejor versión de nosotros mismos.
¿Qué prefieres hacer tú?