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26 Oct 2020
Cambiar el mundo o cambiar tú

¿Cambiar el mundo o cambiar tú?

En mi día a día, tanto en lo personal como en lo profesional, me encuentro con multitud de personas que, ante una situación determinada, hacen comentarios del tipo: ‘la cosa está fatal’; ‘los empresarios no quieren pagar bien a la gente’; ‘la política actual no es buena’; ‘en el colegio no educan bien a los niños’. 

Frases que siempre ponen el foco en el exterior a uno mismo. Y es que, sin darnos cuenta, queremos cambiar el mundo y nunca miramos que podemos hacer desde dentro de nosotros mismos, siempre miramos hacia el exterior, fuera de nosotros.

Y que me corrijan los lectores si me equivoco, pero cuando actuamos así, nunca conseguimos cambiar el mundo y nos siguen afectando o enfadando o entristeciendo las mismas cosas una y otra vez.

 

¿No es esto una pérdida de tiempo?

¿Cuánto tiempo nos pasamos intentando cambiar pequeñas pociones del mundo sin éxito?

¿Qué pasaría si lo que hiciéramos fuera cambiar nosotros?

 

Hay una frase de Gandhi del pasado que reza así: ‘Sé el cambio que quieres ver en el mundo’.

Lo que quiso decir Gandhi, en su momento, es que comiences por cambiar tú. Y a medida que tú cambies, el mundo a tu alrededor, tu entorno, cambiará también. Y ese cambio puede que cueste, sí… pero el resultado tiene un doble beneficio: por un lado, ampliarás tu zona de comodidad y sentirás confort en una zona más amplia; y por otro lado, no estarás sufriendo porque las cosas no cambien, sino que estarás actuando y haciendo cambiar las cosas.

 

¿Qué hacer para cambiar tú dentro del mundo?

 

1.- Relativizar las cosas. Dejar de anclarte en la zona de preocupación para moverte a la zona de influencia.

 

Hay cosas en la vida que no dependen de ti. Por tanto, tú no puedes cambiarlas. Simplemente, es mejor aceptarlas y tomárselas con otra filosofía.

Tú no puedes cambiar que tu madre envejezca, pero sí puedes cambiar la actitud con que manejas sus despistes.

Tú no puedes cambiar que un amigo no te llame para todo, pero sí puedes tirar de asertividad, entenderle y colocarle en el lugar adecuado en tu vida.

Tú no puedes cambiar tu ambiente de trabajo si no te gusta, pero sí puedes aceptar que las cosas son de una determinada manera o buscar otro trabajo hasta que lo encuentres.

Hay muchos ejemplos en la vida que tú no puedes cambiar, pero sí puedes cambiar tu filosofía al tomarte las cosas de una o de otra manera.

 

2.- Eliminar resistencias. Dejar de pensar que no puedes hacerlo y comenzar a hacerlo.

 

Muchas personas piensan que las cosas son así porque siempre fueron así y así deben seguir siendo.

La neurociencia nos demuestra que no. Nos demuestra que el cerebro es capaz de adaptarse a nuevas circunstancias. Nos demuestra que los hábitos se pueden modificar. Nos demuestra que podemos pensar de otra manera. 

Si nunca lo hemos hecho, al principio nos costará. Pero cuando pensemos… esto es un asco (ante una circunstancia determinada de la vida), pensemos acto seguido… ‘¿Qué esta en mi mano hacer para cambiar el hecho de que esto sea un asco?’.

La respuesta a esa pregunta nos va a aportar mucha luz de la importancia de cambiar yo para conseguir cambiar mi mundo.

Las resistencias son fuerzas de frenada que todos tenemos en nuestra vida. Cuanto menores sean esas resistencias, menos nos frenarán nuestro camino.

 

3.- Poner amor cuando haces cosas. Y a cuantas más personas beneficie mejor.

 

Cuando uno está enfocado en el beneficio común, consigue finalmente un beneficio personal. 

Ya lo dicen infinidad de estudios, que el servicio a los demás aporta felicidad. Los centros de recompensa de nuestro cerebro se activan más cuando aportamos algo a alguien que cuando nos beneficiamos, únicamente, nosotros mismos.

Si cambiamos el chip del egocentrismo y comenzamos a pensar más en el bien común, las recompensas llegarán seguro.

 

4.- Sueña y luego… ¡ponte en marcha!

 

Enfoca tu sueño, piensa en como te gustaría que fuera tu mundo y luego… déjalo ir y ponte en marcha para conseguirlo.

Es cierto… la sociedad actual no le gusta a mucha gente. Sin embargo, conozco a muchas personas (me incluyo) que se ponen en marcha cada día siguiendo las cuatro premisas que te acabo de contar. 

Puede que al principio estemos impacientes y los resultados tarden en llegar, pero, sin duda, si persistimos y cambiamos el foco de querer cambiar el mundo a cambiar nosotros, esos cambios en nuestro mundo, llegarán.

Así que, aparca la pereza y ponte en marcha para construir el mundo que quieres. Porque si todos actuásemos de la misma manera, el mundo sería un sitio que nos gustaría más y que no querríamos  cambiar.

¿Comenzamos?

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

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