La selectividad: un punto de inflexión en la adolescencia.
Estos días, estamos inmersos en uno de los procesos con el que los adolescentes se ponen más tensos: la prueba de selectividad, ese paso de la secundaria a la Universidad.
¿Qué les produce, a priori, esta prueba?
Por lo pronto mucho nerviosismo, en algunos casos hasta ansiedad.
Esta sensación es lógica, si viajamos hacia atrás en el tiempo y nos ponemos en su lugar. Por un lado, se sienten presionados porque el resultado de esta prueba, una serie de exámenes con los que demostrar que lo aprendido en los últimos cuatro años se ha integrado en su conocimiento, va a condicionar su vida futura. Se juegan a una carta todos los meses de estudio anteriores. Adquieren la responsabilidad de comenzar a elegir el camino a su futuro…
Si lo aprueban con la nota necesaria, podrán estudiar la carrera que creen que es su futuro. Si no la aprueban u obtienen una nota inferior a la requerida, no podrán cursar sus estudios soñados.
Probablemente, es la primera vez que se encuentran con una situación que tienen que tratar con toda su responsabilidad. Y esto intimida…
Por otro lado, se incorpora en su cerebro el miedo a lo desconocido. Se trata de una experiencia totalmente nueva y no saben qué va a ocurrir después, cómo se va a transformar su vida… Esta situación genera incertidumbre, mucha incertidumbre… una incertidumbre a la que no están acostumbrados.
¿Y qué ocurre cuando, como hoy, ya están inmersos en el examen?
Pues justo ayer comentaba este tema con la hija de una amiga que está viviendo este proceso. Y me comentaba que ayer, en su primer día de las pruebas de selectividad, se levantó con un estado de nervios como nunca había sentido. Sin embargo, al llegar a la universidad se comenzó a tranquilizar. La suerte estaba echada. Y cuando comenzó a hacer las pruebas y comprobó que se defendía bastante bien, su nivel de ansiedad disminuyó, así como su nivel de incertidumbre.
Cierto es que lo pasan mejor aquellos que han sido responsables y han estudiado, se han preparado para ejercer su capacidad de elegir contestar lo más adecuadamente posible a las cuestiones sobre las que iban a ser examinados. Lo pasan mejor aquellos que se han esforzado por conseguir aquello que creen desear. Los que se han dejado llevar por la pereza, si realmente quieren conseguir lo que desean, lo pasan peor porque, además, les invade un sentimiento de culpabilidad.
Ya lo decía Michael Jordan… Cuanto más entreno, más canastas encesto…
¿Por qué consideras que es un punto de inflexión en la adolescencia?
Porque se trata de una etapa de cambios muy profundos…
De la escuela secundaria pasan a la universidad. Esto les produce una sensación de desasosiego. Les obliga a salir de su zona de comodidad. Una vez más, vuelven a sentir el nerviosismo de la incertidumbre. Incluso se imaginan cosas que, probablemente, nunca llegarán a suceder tal y como las imaginan ahora.
Les han contado que la universidad es diferente. Y saben que ya no van a sentirse tan protegidos como lo estuvieron mientras hacían secundaria. La selectividad es su primer contacto con un tipo de exámenes diferentes, con esa carga de responsabilidad que cada vez será mayor en sus vidas. Y este es otro factor que ocasiona un punto de inflexión en sus vidas.
Y también supone una pérdida… completan un ciclo y dejarán de tener contacto diario con muchos de sus compañeros. Casi todos estudiarán carreras diferentes y, si continúan en la misma ciudad, al principio se verán mucho por el campus, pero después comenzarán a tener otros círculos de amigos, más centrados en intereses comunes. Algunos se irán a estudiar a otra ciudad o, incluso, al extranjero. Al menos ahora, a diferencia de nuestra época, disponen de unas redes sociales virtuales que les permitirán mantener mejor que a nosotros el contacto con todos sus amigos del colegio.
Esto en lo que se refiere a lo emocional…
En lo que se refiere a lo biológico también supone un punto de inflexión. Su cerebro está camino de terminar de conformarse. Los lóbulos prefrontales, el centro de toma de decisiones del cerebro.
Comienzan una etapa que será el inicio del camino de la madurez en muchos sentidos. Estarán obligados a cambiar muchos de sus hábitos. Y esa resistencia psicológica al cambio está presente en su cerebro y tendrán que aprender a vencerla para adaptarse a las nuevas necesidades de su nueva vida y a las nuevas circunstancias con las que se van a encontrar.
¿Qué mensaje les podemos enviar desde aquí a estos adolescentes que están en su proceso de selectividad?
Dos mensajes…
El primero, que disfruten de cada momento de este proceso porque no lo volverán a vivir una segunda vez en la vida. Saborearlo todo y disfrutar, tanto de los nervios iniciales y como de la satisfacción posterior al aprobar o del sabor amargo de una baja nota o un suspenso… Esa atención plena les ayudará a recordar un momento muy importante de su vida.
El segundo que salir de la zona de comodidad y vencer esa resistencia psicológica al cambio trae, en todos los casos, unas consecuencias muy placenteras y un aprendizaje superlativo. Es mejor superar obstáculos y barreras que quedarse anclado en el desasosiego de la incertidumbre.