BLOG

17 Dic 2014
Pensar que puede salir mal - Google Images

¿Por qué las personas tendemos a ‘ponernos en lo peor’?

Parece bastante humano pensar, ante una determinada circunstancia, que va a ocurrir lo peor.

¿Por qué lo hacemos? ¿Cómo nos perjudica o nos beneficia esta actitud?

Para quienes no quieran actuar así, hoy revelamos las claves de cómo cambiar estos planteamientos.

Pensar que puede salir mal - Google Images

¿Cómo es una persona ‘catastrofista’?

Voy a responder a esta pregunta con una pequeña historia.

“Un hombre tenía dos hijos gemelos con actitudes opuestas: uno muy optimista y el otro muy pesimista. El padre siguió el consejo de un amigo de hacer un regalo diferente a cada uno por su décimo octavo cumpleaños: algo fabuloso para el pesimista y algo horrible para el optimista. Tal vez, de esta manera, se equilibrarían los estados de ánimo… Llegado el día, el padre hizo salir a los dos chicos a ver los dos regalos que estaban tapados en la calle por sendas sábanas. El pesimista descubrió una potente moto japonesa y empezó a gritar y a llorar a su padre: “Tú lo que quieres es que me mate!”. El optimista destapó su sábana, encontró un enorme excremento y, al verlo, comenzó a bailar, loco de alegría. “¿Qué celebras, idiota?”, le preguntó su hermano, a lo que el optimista le respondió: “Si hay aquí este excremento es que enseguida viene mi caballo!”.

¿Qué pensamiento os surgiría a vosotros, del tipo del primero o del tipo del segundo?

Aunque existirán personas para ambos gustos, este cuento expresa muy bien la realidad de que hay personas que siempre se ponen en lo peor, incluso aunque esto nunca llegue a suceder.

¿Qué nos provoca un pensamiento ‘catastrofista’?

  • Problemas para concentrarnos y para recordar.
    La mente de la persona está ansiosa y su atención se centra en la situación temida.
    Este estado impide pensar correctamente y limita la capacidad para llevar a cabo tareas que desearía realizar.
  • Sentirnos en un continuo estado de alarma.
    Esto nos puede provocar estrés emocional.
  • Pensamientos recurrentes que se retroalimentan.
    Y que nos limitan porque el hecho de que el resultado de una situación sea malo, nos frena a hacer lo que realmente deseamos hacer.
  • Perdemos objetividad.
    Al estar pensando todo el rato sobre la misma perspectiva (negativa) de la situación, nuestra capacidad para razonar con objetividad sobre estos pensamientos se ve limitada.
  • Tendencia a pensar de un modo extremista.
    Sólo se piensa en el extremo de lo malo que puede llegar a ocurrir.

¿Cuáles son los pensamientos catastrofistas más comunes?

Por ejemplo, con el tema de la crisis que hemos vivido, ha habido mucha gente que se quedó en paro y se ha pensado mucho en que no se volvería a conseguir un trabajo.

Sin embargo y aunque la realidad es dura, he visto a muchas personas que han conseguido encontrar su hueco y, normalmente, ha coincidido con cuando han cambiado su actitud ante la situación y han comenzado a hacer cosas diferentes de las que hacían antes.

Otros pensamientos catastrofistas se dirigen hacia la muerte, la enfermedad, hablar en público o los celos.

¿Cómo podemos desenmascarar a nuestros pensamientos catastrofistas?

Yo creo mucho en la pregunta, puesto que la reacción directa del cerebro ante una pregunta es buscar la respuesta. Todos, en alguna ocasión, tenemos pensamientos catastrofístas y yo, a esos pensamientos, les aplico una estrategia que consiste en  hacerles preguntas del tipo:

  • ¿Qué pruebas tengo de que mi reflexión ‘catastrofista’ vaya a cumplirse?
    Nos permite tomar consciencia de que las probabilidades de que ese pensamiento pueda llegar a cumplirse son mínimas.
  • ¿Qué pruebas tengo en contra de esta reflexión?
    Seguramente, van a aparecer muchos más argumentos objetivos en contra de esa reflexión.
  • Cuando me siento bien, ¿tengo este tipo de juicios?
    La respuesta es que, si somos objetivos, cuando nos encontramos bien, este tipo de pensamientos no aparecen con tanta fuerza.
  • ¿Qué le diría yo a alguien que estuviera pensando así?
    Cosas como ‘tan poco es para tanto, no?’

Con este tipo de preguntas, casi siempre, consigo desenmascarar una realidad más alejada de la catástrofe que inicialmente imaginé.

¿Y si aún así no conseguimos desemascararlos?

Aún queda una última pregunta importante por hacer:

¿Qué es lo peor que me podría ocurrir si mi pensamiento llegara a hacerse realidad?

Una vez que nos ponemos en lo peor de verdad, de verdad, cualquier cosa que ocurra en la realidad va a ser mejor y nos hará sentir bien.

Conclusión…

Si somos capaces de ver la situación desde diferentes perspectivas, tendremos más posibilidades de alejarnos de nuestro catastrofismo.

Nuestra capacidad para cambiar, nos permite modificar nuestros pensamientos y hacerlos más amigables con nosotros mismos.

No digo que sea fácil, digo que es posible!!

Una peli y un libro…

Ahora que se acercan las vacaciones, hago un par de recomendaciones…

Película: El vuelo del Fénix
Un avión se estrella en el desierto del Sáhara y la única esperanza de los pasajeros es construir una nueva aeronave a partir de las piezas que quedan del accidente. Una historia inspiradora sobre cómo afrontar el peor escenario posible.

Libro: Feliz contra todo pronóstico.
Olivier Bouyssi (Plataforma).
El libro trata acerca de la odisea de un hombre que contrajo una enfermedad fatal al recibir una transfusión de sangre después de un accidente. Un relato vivido sobre la práctica del optimismo extremo.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

Escribe tu comentario