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07 Sep 2020
Propósitos y voluntad

Propósitos y voluntad

Acabamos de volver del verano y seguro que, en mayor o menor medida, todos hemos hecho un balance muy especial en estos días tan raros y diferentes. Puede que hasta nos hayamos propuesto algunas cosas que no podemos dejar de hacer en el final de este atípico 2020.

Y es verdad que todas las temporadas empiezan con nuevos propósitos. De hecho, cada nueva época empieza con nuevos propósitos. Quizá en esta, incluso nos lo proponemos con más fuerza. Pero la realidad es que la mayoría de esos propósitos se quedan en aguas de borrajas durante las dos primeras semanas.

 

¿Por qué nos ocurre tan temido abandono de nuestros buenos propósitos?

 

Uno… Los propósitos suponen un cambio de hábitos.

 

Cuando nos proponemos cosas como hacer más deporte/ejercicio (lo típico), comer más sano, aprender inglés o ir a visitar más a la familia, lo que nos estamos proponiendo es un cambio de hábitos.

Y los cambios de hábitos provocan, a nivel psicológico (y también fisiológico) una resistencia. Es decir, nuestra propia biología frena los cambios de hábitos que deseamos llevar a cabo.

 

Dos… Los propósitos nos sacan de nuestra zona de confort.

 

Ese cambio de hábitos, además, nos arrastra, literalmente, fuera de nuestra zona de confort. Y esto quiere decir que nos vemos obligados a aprender cosas nuevas.

En el caso del ejercicio a qué ejercicio es mejor para cada uno de nosotros; en el caso de la comida, qué alimentos son más sanos para el cuerpo; en el caso del inglés, el aprendizaje es claro y directo; y en el caso de ir a visitar más a la familia, nos vemos obligados a conocer mejor sus gustos y ver las formas en que lo pasamos bien con ellos.

Si no encontramos estos alicientes en esa zona de aprendizaje, esta zona se convertirá en una zona de pánico que, al igual que nuestra resistencia psicológica, también nos frenará la consecución de esos buenos propósitos.

 

Tres… Los propósitos requieren de nuestra voluntad para llevarlos a cabo.

 

Para vencer esa resistencia psicológica y hacer de la zona externa a la zona de confort una zona de aprendizaje, en lugar de una zona de pánico, necesitamos nuestra voluntad. Sin ella no lo conseguiremos. Y ella es nuestra aliada.

Y nuestra voluntad nos ayudará mejor sj somos capaces de ver nítidamente, los beneficios de nuestro cambio. Si el cambio nos va a poner en una situación mejor que la anterior.

Pero sí… necesitamos voluntad férrea para llevar a cabo esos cambios de hábitos que tanto nos cuestan, sobre todo al principio.

 

Y, por otro lado,… ¿qué nos da más satisfacción, el placer o la felicidad?

 

Vivimos en una sociedad en la que nos acostumbramos cada vez más al placer inmediato. Compramos cosas que nos dan placer: un nuevo reloj, un nuevo teléfono, un nuevo libro… buscamos actividades que nos repercutan placer inmediato: ir al teatro, al cine, salir de copas….

¿Qué hay, por ejemplo, del hábito de leer? Un libro se tarda más en leer que ver una película, pero los beneficios que nos aporta son muy elevados: creatividad, concentración, capacidad de comunicación, reflexión…

Buscamos hacer cosas que nos produzcan una satisfacción más inmediata en lugar de transitar por los caminos de la felicidad.

La felicidad requiere de nuestra voluntad. Requiere de nuestra reflexión inicial para saber qué nos hace felices y caminar, con perseverancia en esa dirección.

 

Los propósitos están más relacionados con la felicidad que con el placer inmediato.

 

Y porque cuesta ponerlos en marcha y mantenerlos en el tiempo, nos cuesta más cumplirlos.

Los propósitos, al igual que la felicidad, requieren de nuestra voluntad diaria. Requieren que venzamos nuestra resistencia psicológica al cambio y nos atrevamos a trabajar para conseguir algo que de verdad deseamos. Requieren salir de la zona de confort, atravesar, en ocasiones, el desierto y pasar frío alguna que otra vez. Requieren de esas situaciones incómodas de las que solemos querer alejarnos porque mientras están ocurriendo, no nos encontramos muy cómodos en ellas.

Sin embargo, ese porcentaje de personas que deciden dar el paso y perseverar en la consecución de sus propósitos, cuando andan el camino, inhóspito en ocasiones, y miran hacia atrás desde la distancia, toman consciencia de la sensación de felicidad que tienen y relativizan los obstáculos y los sinsabores del camino recorrido. Y esta sensación no es pasajera, es duradera.

Y sobre todo, porque cuando andamos este camino una vez, ya estamos más preparados para andarlo más veces.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

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