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03 Sep 2014
Productividad

¿Qué afecta a nuestra productividad?

Ahora que estamos comenzando un nuevo ‘curso escolar’, que la mayoría de nosotros sentimos aún la sensación que produce el período vacacional y nos tenemos que enfrentar de nuevo al día a día (en algunos casos con el famoso síndrome pos-vacacional a cuestas) me gustaría ampliar la perspectiva de los lectores para que sean más eficaces y productivos en su trabajo y puedan terminar un poco antes de trabajar para poder disponer de espacios un poco mayores de descanso y de convivencia familiar.

Productividad

¿Qué ocurre con la productividad en España?

Desde hace muchos años, llevamos encima el estigma de que somos uno de los países menos productivos de Europa.

Cuando hablamos de productividad nos estamos refiriendo a la relación existente entre el tiempo dedicado al trabajo y los objetivos conseguidos en ese tiempo. Una persona es productiva cuando consigue el máximo resultado en un tiempo predeterminado. Y parece que los españoles no tenemos muy presente esta relación.

El problema que tenemos en España es que somos el país que más horas trabajamos para conseguir, según estudios realizados, menores objetivos que trabajadores de otros países de Europa. Concretamente pasamos una media de 42 horas a la semana en la oficina. Y esta cifra coloca a nuestro país junto con Chipre, Suiza y Grecia, a la cabeza en el tiempo en que los empleados están presentes en su puesto de trabajo. Y, lo más curioso, es que este dato no es proporcional a la productividad.

Y, si analizamos la situación con profundidad, parece que esos estudios tienen su parte importante de razón.

Realmente, ¿quién provoca que seamos menos productivos?

Pues, la verdad, es que, en este pastel, todos tenemos un poco de responsabilidad… Tanto empresarios como colaboradores (empleados, trabajadores) no fomentamos una buena productividad.

¿Cuáles serían los aspectos a tener en cuenta para ser más productivos?

Existen una serie de aspectos de los que todo el mundo habla siempre, tales como planificar la jornada, madrugar, empezar con lo más difícil, descansar de vez en cuando, aprender a decir ‘no’ (asertividad), realizar reuniones más productivas, aprender a delegar, ser ordenados, etc… Todo esto está muy bien y es muy correcto y válido… Pero me gustaría analizar esta situación hoy desde perspectivas más profundas que nos ayuden a reflexionar acerca de cómo podemos realizar cambios duraderos en nuestro nivel de productividad.

Analizando estudios, investigaciones y opiniones diversas, he encontrado tres motivos con soluciones que apuntan a ese estado de baja productividad y una solución general muy curiosa…

El primer motivo…. El talento no se paga…

En España cuesta pagar el talento y, en muchas ocasiones, los puestos de trabajo están cubiertos por personas con menor cuantificación de la que el puesto requiere. Por un lado, existen directivos que no desean poner de manifiesto su incompetencia y el filtro que utilizan en las selecciones de personal no está alineado con la valía sino con quien muestra unas actitudes que no le va a dejar al descubierto.

Por otro lado y, aunque existe mucha fuga de talento, la realidad con la que me encuentro en las empresas es que a la gente le cuesta formarse. Exigen a la empresa que sea quien les forme, pero ellos no hacen nada por mejorar su propia formación. Y esto es un error muy grave, puesto que el primer interesado en ser cada vez mejor profesional debe ser uno mismo y no siempre la empresa para la que trabajas…

Comentamos mucho acerca de la fuga de talentos de nuestro país, pero es que con estos hábitos que tenemos bastante adquiridos en las empresas es un poco lógico, no creéis??

Otra perspectiva de esta misma realidad es que preferimos mano de obra barata a mano de obra cualificada. Esto es lo que ha ocurrido con muchos inmigrantes que han ocupado puestos de trabajo con un bajo coste laboral. Pero realmente, ¿esto no es un arma de doble filo para un empresario? Preferir el coste a la cuantificación, ¿con qué reputación deja a una empresa?

El segundo motivo… La desconcentración…

Un error que cometemos muchos de nosotros es el que podríamos denominar como ‘pasillear’.

La desconcentración se produce de muchas maneras y esto lo veo diariamente en mi contacto con las empresas. Dedicamos mucho tiempo a cuestiones irrelevantes y se nos echa el tiempo encima… Por eso nos tenemos que quedar más horas en la oficina.

Trabajar por objetivos (no siempre es necesaria la presencialidad) y realizar una buena planificación de nuestro tiempo que incluya tiempos para descansar la mente si se trata de una actividad intelectual o el cuerpo si se trata de una actividad más física es fundamental para ser más productivos. Si nos habituamos a concentrarnos en la tarea que estamos haciendo en cada momento, la realizaremos con mayor celeridad y con menos errores. Y esto nos deja espacio para ciertos descansos.

Con respecto al tema de la presencialidad que comentaba antes, en España está muy arraigada la cultura presencialista en la oficina. La presencialidad es necesaria en ocasiones. Pero debemos hacer un esfuerzo y ampliar nuestras perspectivas un tanto arcaicas en ocasiones para definir buenos objetivos y trabajar ese cambio de cultura que nos traerá, seguro, muy buenos resultados.

El tercer motivo… La tecnología…

La falta de inversión en tecnología empeora notablemente nuestra productividad.

En la actualidad tenemos infinidad de herramientas, incluso gratuitas, para que nos faciliten la vida, pero en ocasiones nos encontramos utilizando métodos arcaicos para desarrollar nuestro trabajo. La estructura IT de las PYMEs, de los freelance y de los emprendedores es un punto muy estratégico para mejorar la productividad. Con la tecnología podemos optimizar mucho nuestro tiempo.

Un estudio reciente de la compañía Intel (que le interesa particularmente), con respecto a la cantidad de horas laborales perdidas dentro de las empresas, ha probado que se pierden una media de 42 horas (una semana laboral) anualmente y por persona como consecuencia de la necesidad de reparar los ordenadores con unos años de antigüedad. Cambiar equipos informáticos y dispositivos móviles cuando es necesario mejora la productividad de cada trabajador.

¿Y cuál es esa solución general curiosa?

He encontrado un artículo muy interesante en la prensa económica de El País que se llama ‘¿Budismo y productividad?’

El artículo cuenta cómo las técnicas de control mental a través de la meditación mejoran la productividad. Ya está demostrado que las empresas que tienen un buen clima laboral y una motivación positiva de sus colaboradores son un 40% más productivas. Y otro dato que nos aporta la revista Fortune es que las empresas que tienen al personal más motivado, tienen un valor en Bolsa un 50% superior al resto.

Una experiencia que se realizó en 2008 en la ciudad de Toulouse con un monje tibetano, un retiro de una semana para ocho directivos de diferentes tamaños de empresas. Enseñanza combinada con silencio y meditación, unido a actividades de Coaching. El éxito fue absoluto. La mayoría repitió posteriormente y muchos han enviado a sus equipos a talleres organizados posteriormente.

El artículo merece la pena ser leído.

Conclusiones…

Mejorar nuestra formación, concentrarse en las tareas, mejorar nuestras herramientas tecnológicas y dedicar tiempo a mejorar nuestro autoconocimiento son las vías más seguras y duraderas para mejorar nuestra productividad.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

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