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25 Nov 2015
gestionar la incertidumbre - Google Images

Algo importante en la actualidad: saber gestionar la incertidumbre.

En las últimas décadas hemos experimentado una sensación bastante desconocida para el ser humano hasta entonces: la incertidumbre. ¿Por qué? Antes de la aparición de la tecnología, los cambios eran más lentos. Desde la aparición del ordenador hasta la aparición del ordenador pasó más de medio siglo. En cambio, la tecnología dispara la evolución y los avances. Las máquinas de todo tipo provocan cambios más rápidos en, cada vez, menos tiempo.

Además, hace tan sólo unos años, se unió a este factor otro que parecía impensable… el capitalismo falló y se llevó por delante los falsos sueños de muchas personas. Y esto provocó una sensación de incertidumbre muy fuerte al futuro.

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¿Qué caracteriza a la incertidumbre?

En general, la incertidumbre provoca inseguridad, nos resta confianza en nosotros mismos y nos lleva a estados de ansiedad por el estrés que puede provocar el desconocimiento o la falta de control sobre los acontecimientos futuros. Puede provocar ese ‘estrés anticipatorio’ que a muchas personas puede llegar a angustiar.

La incertidumbre nos saca permanentemente de la zona de confort y nos obliga a ocuparnos de cosas que se escapan totalmente a nuestro control.

¿En qué ámbitos de nuestra vida hace acto de presencia la incertidumbre?

Realmente en todos.

En lo familiar hace acto de presencia cuando, por ejemplo, sentimos incertidumbre por si nuestra pareja va a permanecer siempre a nuestro lado y aparecen los celos. O cuando sufrimos en exceso por el futuro de nuestros hijos. O cuando nuestros padres se hacen mayores y sufrimos, innecesariamente, por lo que les pueda llegar a pasar.

En lo personal puede aparecer cuando dudamos acerca de las actitudes de nuestros amigos o cuando tenemos miedo al mirar hacia nuestro propio futuro.

Y en lo laboral, aparece cuando nuestro futuro profesional es incierto o para aquellos en situación de desempleo, antes o actualmente, que temen por los ingresos necesarios para hacer frente a sus gastos.

¿De qué disponemos internamente para gestionar la incertidumbre?

Fundamentalmente de la intuición y de la adecuada gestión emocional.

La intuición es, básicamente, el inconsciente trabajando a toda velocidad. Si tenemos en cuenta que más de un 90% de nuestros procesos internos son inconscientes, cuanto mejor trabajemos los aspectos en los que se fundamentan esos procesos inconscientes, mejor funcionará nuestra intuición. Trabajar en mejorar creencias que nos potencien, reformular pensamientos que nos perturban y tener mejores actitudes hacia el mundo en general, provocará que nuestra intuición sea una gran aliada para nosotros.

Por otro lado y dado que la incertidumbre provoca inseguridades y pérdidas de confianzas, emociones como el miedo o la ira pueden hacer acto de presencia. Por tanto, cuando mejor sepamos gestionar nuestra parcela emocional, mejor gestionaremos, como consecuencia, nuestra incertidumbre.

¿Cómo podemos gestionar adecuadamente la incertidumbre?

Lo que más nos puede ayudar es desarrollar, potenciar y consolidar algunas actitudes.

Observar es una habilidad muy interesante para gestionar la incertidumbre. Porque cuando observamos lo que sucede a nuestro alrededor, aunque no nos guste y, por tanto, no fuera lo que elegiríamos, estamos analizando una situación desde diferentes perspectivas y con una mayor objetividad. Y este análisis nos facilitará conocer y decidir qué está en nuestras manos cambiar para disipar esa incertidumbre.

La flexibilidad es una habilidad que nos permite gestionar muy bien la incertidumbre. Podemos relacionar la flexibilidad como la corriente de un río fluyendo. El agua, al transitar por el río, se encuentra con muchos obstáculos que debe sortear para seguir su camino. Si, como el agua, somos flexibles y fluimos, perderemos miedos, ganaremos en seguridad y desarrollaremos una mayor confianza.

La perseverancia es otra aliada. Comprometerse con objetivos concretos y trabajar con perseverancia para conseguirlos nos ayudará a superar los obstáculos que nos encontremos por el camino. Perseverar en conseguir los pequeños retos que nos conducirán a un objetivo mayor, nos permitirá disfrutar de los éxitos que vayamos cosechando.

La curiosidad por el aprendizaje es otra habilidad que aleja a los miedos de nosotros. Esto es porque el conocimiento aumenta la seguridad, cuando aprendemos mejoramos la confianza en nosotros mismos.

Desarrollar la resiliencia, que es la capacidad de sobreponerse a las adversidades que nos presenta la vida, sean estas importantes o triviales, nos permite generar una mayor seguridad en nosotros mismos por haber superado circunstancias adversas.

Como conclusión…

Hay una frase que puede servir muy bien para concluir este post, de Florence Nightingale, una enfermera, escritora y estadística británica, considerada pionera de la enfermería moderna y creadora del primer modelo conceptual de enfermería que dijo…

‘Lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos con él’.

La mejor forma de gestionar la incertidumbre es hacernos dueños de nuestro propio destino, conocernos cada vez mejor, aprender de todo aquello que nos presente la vida y ser flexibles para fluir con los obstáculos que nos toque sortear.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

Un comentario

  1. […] básicas de esta «nueva normalidad» es la incertidumbre que está asociada a ella. Obviamente, convivimos con la incertidumbre todos los días de nuestra vida, pero nos movemos siempre dentro de unos rangos que más o menos […]

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