¿Tienen sentido los malos momentos en nuestra vida?
Mucho se habla de la felicidad. Tanto que parece que siempre tengamos que estar felices. Lo que nadie nos dice es que los malos momentos también forman parte de la felicidad.
Todas las emociones cumplen su función y por ello existen.
Y cuando atravesamos malos momentos, hemos de saborear las emociones que se producen porque es necesario dejarlas sentir también. En esos momentos, ante la pérdida de un ser querido, el abandono de un amigo o una discusión con un compañero de trabajo, no nos brotan de dentro las buenas emociones.
Todos tenemos derecho a sentirnos mal en algún momento. Esto no quiere decir que, por ello, debamos anclarnos en ese estado, pero debemos dejar fluir y saborear emociones como la tristeza, el enfado o el miedo.
Sentirse mal forma parte de sentirse bien. No podríamos saber lo bien que nos encontramos, si nunca hubiéramos atravesado situaciones difíciles.
Lo que debemos aprender es a sentirnos mal de una forma cada vez mejor, de una forma que no sea dañina para nosotros y nuestro entorno.
Y si el malestar persiste y persiste, no debemos dudar en buscar ayuda profesional. Muchas personas han pasado por esa situación y han solucionado su problema.
Qué nos aporta en estos momentos la inteligencia emocional…
Cuando algo nos produce un daño interior, el sistema emocional actúa de manera autónoma, automática e inconsciente y, por muy expertos que seamos en la gestión de las emociones, debemos recorrer todas las fases emocionales que nos conducen a la recuperación: hemos de aceptar lo que nos está ocurriendo, reflexionar sobre la causa principal y sobreponernos a la situación vivida.
El proceso debemos transitarlo.
La Inteligencia Emocional lo que nos aporta es hacer el viaje más rápido, gestionar las fases del proceso adecuadamente para avanzar y crecer.
Una forma inteligente de afrontar los malos momentos de nuestra vida es como una forma de aprendizaje. Todos los malos momentos de nuestra vida suponen estadios de aprendizaje. Encontrarnos con situaciones que nos desagradan, nos hacen aprender y evolucionar. Los malos momentos entrenan nuestra resiliencia. Nos ayudan a aprender a levantarnos y continuar.
Si no queremos aceptar lo que nos está pasando y evitamos enfrentarnos a ello, nunca podremos solucionarlo.
Tomarlo como un ejercicio de aprendizaje es una buena forma de aprender a superar situaciones complejas y adquirir recursos permanentes para el resto de nuestra vida. La Inteligencia Emocional nos ayuda a aprender de nuestros malos momentos.
Loa malos momentos y la humildad…
Cuando triunfamos, nos sentimos poderosos, fuertes y muy satisfechos. Muchos éxitos continuados nos pueden dar la sensación de ser invencibles.
Los malos momentos sirven para ponernos en nuestro sitio, para equilibrar ese poder que dan los éxitos. Los malos momentos nos sirven para ejercitar nuestra humildad.
Los malos momentos nos devuelven a la realidad y a que la vida no es sólo una sucesión de éxitos. Los malos momentos nos hacen aterrizar, tomar tierra y ser realistas.
Los malos momentos moldean nuestra humildad y nos hacen mejores personas.
Relativizar los malos momentos…
Aunque los malos momentos son necesarios dentro de nuestro transitar por la felicidad, no es necesario instalarse en ellos. Y hay mucha gente que lo hace, bien por victimismo, bien por no saber cómo salir de ahí.
Cuando nos cuentan un chiste bueno una vez, puede que nos riamos a carcajadas. Si lo escuchamos una segunda vez, ya no nos hará tanta gracia. Y si lo escuchamos diez veces, puede que llegue a resultarnos, incluso, cansino.
Y mi pregunta es… si un chiste lo reímos una vez… ¿por qué lloramos nuestras penas tantas veces? Una pena hay que llorarla, sí… pero una vez, a lo sumo dos… una vez llorada, hay que pasar página, aprender de lo vivido y continuar.
Hablar nuestros malos momentos con terceros, también los relativiza. Primero, porque al ponerlos en palabras estamos asimilando más información dentro de nosotros. Y segundo porque al compartirlo, el mal momento se suaviza.
Una vez aceptado, reflexionado y hablado, hemos de saber que todos los desiertos se atraviesan, por muy inhóspitos que sean…
Podemos estar satisfechos con nuestra vida, incluso aunque pasemos por situaciones difíciles. Podemos ser felices, aun cuando la vida nos ponga delante malos momentos.